domingo, 12 de enero de 2014

A quien fue mi suerte.


Apúntalo en la libreta, en aquello que solíamos llamar nuestra historia de Romeo y Julieta.

Fueron días hasta poder tenerte y llamarte “mío”. Ni te imaginas las noches que esperé hasta poder amanecer a tu lado y sonreír de mera felicidad. Pero ahora, dónde quedan aquellos silencios en los que las palabras no eran necesarias y todo se decía con la mirada, a dónde van todos los besos y los que nos faltaron por dar.
¿Dónde guardo todos los momentos y todas tus palabras?
¿Qué hago con tu olor y con la sensación de que aún me acaricias?
¿Qué hago con tus sonrisas?
¿Qué hago con tu voz?

Solo puedo decir adiós a lo que un día me hizo sentir especial, llena, feliz, ilusionada, respetada, única y, sobre todo, querida.
Adiós al que amaneció conmigo y me dijo te quiero al oído. Adiós a las miradas cómplices, las palabras que solo tú y yo conocíamos, a los gestos en clave.
Adiós al "Cervantes", al chocolate, a las películas, a las llamadas, al viaje, a los suspiros, al fin de año y el nuevo.  Adiós al primer día de este mes y el resto de ellos. Adiós a las improvisaciones y a aquel sentimiento común, pero no me iré sin darte las gracias por haberme hecho sentir especial, llena, feliz, ilusionada, respetada, única y, sobre todo, querida.
Gracias por recordarme lo que era querer a alguien y tocar el cielo. Gracias por haberme recordado que nunca más debo ilusionarme y que solo los ingenuos se enamoran.

   

  “ Y tú ”   pero yo, sí lo hago de verdad. 



- 11 y 20:37 horas. Volví a equivocarme, desparecí de tu corazón y desperté de lo que parecía un cuento de páginas todavía sin determinar, hasta ayer.

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