domingo, 18 de agosto de 2013

Soplas y se esfuma.

Soy como la espuma, blanca, débil, con pequeñas oberturas.
La coges, la manejas y no vuelve a tener su forma inicial. La moldeas, la separas, la juntas; vuelves a separar, vuelves a juntar y nunca podrás cogerla y verla de la misma manera que como la tenías al principio.
La destruyes.
Al tiempo vuelves a posar en tus manos otro delicado cosquilleo de burbujas que se van explotando y repites la operación.
Llevadas una docena de repeticiones, caes en la conclusión de que: nunca es la misma, puedes ponerle diferentes formas e incluso jugar, pero siempre estará compuesta de lo mismo.


                                                                  -Ponerme diferentes formas, estoy hecha de la base. 

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