domingo, 27 de marzo de 2011

Carta a alguien que quiero.

Con la última taza de café y las melodías de piano más tristes, comienzo a escribir.
Pienso, escribo, borro, reescribo, vuelvo a borrar y vuelvo a reescribir.
Miro los recuerdos que aún conservo del pasado y sonrío. Miro las últimas fotos y recuerdo las últimas conversaciones. Una lágrima, rodea mi mejilla y después otra.
Pienso de nuevo y escribo:
‘’Cuando menos te lo esperas, todo lo que tenías, se marcha con el último soplo de viento y solo te quedan los recuerdos, pero ya, no hay nada que hacer.
Sé que me arrepentiré de esto toda mi vida y me da la sensación de que muchas cosas se terminaron.
 Yo, te tenía en lo más alto y unas nubes impidieron que la pudiera volver a ver ¡Malditas nubes! Para mí, eras un ejemplo a seguir. Alguien fuerte, soñadora y luchadora, con la sonrisa más bonita que jamás veré. Eras alguien que pasó por lo que yo estoy pasando y, sabía que podía contar contigo, ayudándome hasta cuando la tierra se me caía encima y no tenía fuerzas ni para ti misma. Sigo teniendo eso que nos unía, grandes momentos juntas y, te digo: aun que no me puedas escuchar des de aquí, seguiré siendo tu ángel de la guarda y estaré contigo en cualquier momento y ahora seré yo, quien aguantará la tierra para que no se te caiga, aun que no me puedas ver, un ángel nunca muere hasta que no se le olvida y espero no morir hasta dentro de mucho’’

                         
                                                Atentamente, alguien que se perdió en el camino de la vida.

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